En estos 70 años, el estado sionista de Israel, lejos de asentarse y convivir ha continuado su voraz plan de colonización y limpieza étnica dentro del territorio palestino. Igualmente fatal ha sido su papel desestabilizador en Oriente Próximo, haciendo caer gobiernos progresistas, en favor de grupos extremistas como ISIS, que nunca ha atacado a Israel, pese a operar en sus fronteras y contar con armas mucho más modernas que las ondas palestinas.
En medio de este gran proceso colonizador y en un momento en el que Israel está gobernado por la extrema derecha más racista y violenta que se recuerda en décadas, ha llegado Donald Trump a patear el tablero, entregando Jerusalen a Israel, que lo ha celebrado asesinando a más palestinos y palestinas.
Ante estos crímenes contra los derechos humanos cometidos por el estado sionista de Israel, la comunidad internacional no puede permanecer callada ni pedir diálogo a las partes. Todas y cada una de las administraciones israelís son cómplices de genocidio, y todas han de ser juzgadas por sus crímenes. Mientras esto sucede, los y las ciudadanas tenemos que presionar a nuestras instituciones para que rompan todas las relaciones con el Estado de Israel, incluidas las que mantiene el Ayuntamiento de Tudela, como el hermanamiento con la ciudad israelí de Tibierades.
También debemos apoyar y poner en práctica la campaña Boicot Desinversiones y Sanciones. La única herramienta que nos queda como sociedad es la organización, la solidaridad y la movilización colectiva, como la campaña de desobediencia civil BDS.
El silencio es complicidad, la equidistancia también.
Desde el Río hasta el Mar, Palestina libertad!!!